Después de un día ajetreado, es común que el cuerpo se sienta agotado físicamente, pero ¿sabías que no solo el cuerpo se cansa? Sergio Wilfrido Vásquez Apestegui aclara que al igual que el cuerpo, el cerebro también trabaja incesantemente y puede, por ello, desarrollar fatiga mental e impactar toda tu vida.
El empresario Sergio Wilfrido Vásquez Apestegui explica que el cansancio mental, o agotamiento mental, se define por la sobrecarga de información que siente el cerebro para que el cuerpo comience a dar señales físicas de que algo anda mal. Este tipo de burnout afecta a personas de todas las edades y afecta su desempeño en diferentes áreas de la vida. Esto se debe a que un individuo en su límite no podrá realizar sus tareas con normalidad.
Según Sergio Wilfrido Vásquez Apestegui, sentirse cansado en ciertos momentos es normal. El problema radica en la constante convivencia con este sentimiento, es decir, semanas y meses de cansancio que empiezan a desencadenar un cansancio que afecta tanto a la salud mental como física de la persona.
Entre los principales signos de sobrecarga que indica el organismo se encuentran: dolores corporales, irritabilidad, somnolencia o insomnio, falta de concentración, pérdida de apetito, reducción de la libido, cambios de humor, problemas de memoria, falta de energía, angustia y disminución de la motivación y la productividad. Además, el agotamiento mental también provoca baja inmunidad, dejando el cuerpo vulnerable a la aparición de otras enfermedades.
En la concepción del empresario Sergio Wilfrido Vásquez Apestegui, existen varias situaciones que, de ser persistentes, pueden desencadenar el problema del cansancio mental. Entre ellos: trastornos mentales, como depresión y ansiedad; largos períodos de estimulación intelectual, como estudios e investigaciones; trabajo excesivo sin descansos; Preocupaciones excesivas y exposición constante a Internet.
Sin embargo, los individuos no siempre son conscientes de que se encuentran en situaciones que desencadenan el cansancio mental, lo que dificulta salir de este círculo vicioso. Por ello, además de adoptar diferentes prácticas diarias que promuevan el bienestar (alimentación saludable, pausas, sueño regulado, ocio, ejercicio físico), es necesario buscar ayuda psicológica para afrontar el problema.